¿VOTAMOS O NO?
Diciembre
ha pasado ya su ecuador particular, y en la entrada de la Navidad, celebración
en la que curiosamente, al añorar más que nunca a nuestros seres queridos,
también y de forma inconsciente, hacemos balance de lo que hemos vivido en el
2013, nos encontramos con un año en el que ha fallado mucha gente. Nuestro país
se ve desgarrado por una crisis que los gobernantes no han querido ver por
intereses partidistas y no han atajado de forma honrosa, recortando sus
sueldos, no ayudando a bancos que no tenían por qué verse ayudados; haciendo
genuflexiones ante una Europa que ataviada, sin quererlo, de una “Potestas pecuniariae” marca los
tiempos de unos países que se ven sometidos a una unión que jamás llegaron a
querer: la unión monetaria.
No
nos engañemos es muy fácil dar la culpa directa a los políticos, que la
tienen, pero… ¿Quién los votó? ¿Quién ya quejándose en las pasadas elecciones
fue a votar y dio su voto a unos y otros que ahora rigen los caminos de nuestro
país, bien sea desde la oposición, bien sea desde el Gobierno de España?
Tenemos los políticos que nos merecemos. El Maestro Dmitri Agrafiotis una vez
me dijo que si en un concierto me fallaba un flauta, no me debía enfadar con el
flauta, sino conmigo, por haber permitido que en mi concierto ese Sr. estuviera
tocando. Bien, pues si tenemos esos políticos …
¿No
hay solución? Ese es otro de los fallos de los españoles, como no hay solución,
pues mira… El otro día leí una entrevista que le hacían a Carmen Posadas, la cual señalaba que los españoles tendemos mucho al pesimismo, y yo añadiría que tendemos a ello por que nos abochorna la Libertad, esa responsabilidad de poder decidir. Erich Fromm hubiera disfrutado con nosotros, pues somos paradigmáticos. Diciendo no hay solución, parece como si "nos quitáramos el muerto de encima". Pues no Sres., sí hay solución en una Democracia. El derecho al voto es un
derecho, pero no una obligación. Votamos a quien nos da confianza, quien merece
nuestro apoyo y en quien creemos. Si no hay nadie así en el panorama político,
debemos seguir respondiendo de forma coherente con nuestro pensar y eso no
significa que un militante –por ejemplo- deje de ser un buen militante de su
partido, o igual un ciudadano sin afiliación. Simplemente, ejerciendo su cuota
de soberanía da un veredicto que es el de nadie de Ustedes Sres. se merece mi
confianza, y no voy a votar, no porque no crea en este sistema, sino que, por
honor a él, no quiero dar un voto manchado por la confusión, o la falta de
esperanza. Cuando ustedes sean dignos del voto ciudadano, nosotros votaremos.
Si no, cambien sus candidatos y analicen por qué ha caído el voto, etc., etc.
Si
no hacemos eso, Sres…. Tenemos lo que nos hemos ganado. Unos políticos que usan
unas leyes como pantalla de problemas más serios; unos políticos que no han
sido capaces de llegar al consenso desde hace muchísimos años para hacer algo
tan básico como clave, cual es el desarrollo del artº 27 de nuestra
Constitución, la Enseñanza, el pilar básico de nuestro futuro. La boca, a unos
y otros, se les llena de descalificativos contra lenguas vehiculares de
enseñanza, pero mientras, lo que va cayendo a trozos, son los contenidos, dando
lugar a una sociedad española del futuro sin base, mal preparada y sin
fundamentos para configurar una base de crecimiento: qué más da… Ya estarán
otros. Los políticos son tan mediocres y tan indignos que están destruyendo las
bases de un Estado. Dios quiera que no cambien ni una coma de nuestra Constitución, porque si hay algo seguro es que la destrozarán, tanto unos como
otros, sí, pues unos a otros les sustenta el montaje institucional que han erigido a su imagen y conveniencia.
España
es un país con una gente extraordinaria, desde las capas o estratos sociales y
de educación menos privilegiados hasta los que más. Si esa gente, nosotros, no
ponemos fin a este repulsivo capítulo político de nuestras instituciones
ensuciadas por la mancha de la mediocridad más absoluta, lo pagaremos muy caro.
Si esto no fallara, los catalanes no querrían independizarse, ni nadie pondría
en cuestión a la Corona, pero falla, y como falla queda un medicamento una
“traumatología” como último recurso que es el del ejercicio de la SOBERANÍA
POPULAR que reside en el pueblo y se ve con toda la “Auctoritas Iura condentium” de
poder decir BASTA YA ¡¡¡¡
Si
no hay gente mejor preparada y más honrada en los Partidos actuales, que acabe
con las pequeñas áreas de poder que tienen anquilosadas a las bases de los
mismos, vótese a otro partido: ya verán que si la gente no va a votar, o caerán
los que están en el poder de los partidos o nacerán uno o varios nuevos.
Tenemos, no más poder, sino todo el poder, sólo nos queda dar un paso al frente democrático y acabar de una vez con todo este cuento horroroso, vergonzoso y putrefacto que es la clase política actual. Debemos hacer algo o esto se va a caer. Antes de que se caiga, que caigan ellos, que se limpien las instituciones y que se ponga a gente preparada. No hace falta llegar a la Tecnocracia de Bravo Murillo, pero al menos que un ministro tenga la inteligencia suficiente para escoger a unos pocos asesores de peso que le informarán y aconsejarán, y no dedicarse a “enchufar por enchufar” a 20, 30 o Dios sabe cuántos al carro de la Administración, que somos todos.
Tenemos, no más poder, sino todo el poder, sólo nos queda dar un paso al frente democrático y acabar de una vez con todo este cuento horroroso, vergonzoso y putrefacto que es la clase política actual. Debemos hacer algo o esto se va a caer. Antes de que se caiga, que caigan ellos, que se limpien las instituciones y que se ponga a gente preparada. No hace falta llegar a la Tecnocracia de Bravo Murillo, pero al menos que un ministro tenga la inteligencia suficiente para escoger a unos pocos asesores de peso que le informarán y aconsejarán, y no dedicarse a “enchufar por enchufar” a 20, 30 o Dios sabe cuántos al carro de la Administración, que somos todos.
Hace
falta plantarse democráticamente, pues, si en las próximas elecciones seguimos
igual, hacemos el juego a unos Sres. que ni siquiera han tenido la decencia de
aceptar clase turística en sus vuelos a Bruselas queriendo seguir en su 1ª
clase a costa de todos los españoles, ¿¿pero de qué van Sres.?? Basta ya y de una vez. No llamo a
manifestaciones, y mucho menos a violencia; simplemente, llamo a escuchar
nuestra razón, nuestro sentido común: no es de recibo que a estas alturas vaya gente a sus campañas políticas, que dan absoluta vergüenza y a la
hora de votar, manifestemos lo que nos parece este juego en el que nos han
montado a exigencia y conveniencia de unos pocos y además todos ineptos.
Si
en los mítines políticos de las europeas se vuelve a ver gente, España tiene lo
que se merece, es mi opinión.
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