lunes, 23 de diciembre de 2013

VOTAR, ¿PERO A ESOS?




¿VOTAMOS O NO?



Diciembre ha pasado ya su ecuador particular, y en la entrada de la Navidad, celebración en la que curiosamente, al añorar más que nunca a nuestros seres queridos, también y de forma inconsciente, hacemos balance de lo que hemos vivido en el 2013, nos encontramos con un año en el que ha fallado mucha gente. Nuestro país se ve desgarrado por una crisis que los gobernantes no han querido ver por intereses partidistas y no han atajado de forma honrosa, recortando sus sueldos, no ayudando a bancos que no tenían por qué verse ayudados; haciendo genuflexiones ante una Europa que ataviada, sin quererlo, de una “Potestas pecuniariae” marca los tiempos de unos países que se ven sometidos a una unión que jamás llegaron a querer: la unión monetaria.



No nos engañemos es muy fácil dar la culpa directa a los políticos, que la tienen, pero… ¿Quién los votó? ¿Quién ya quejándose en las pasadas elecciones fue a votar y dio su voto a unos y otros que ahora rigen los caminos de nuestro país, bien sea desde la oposición, bien sea desde el Gobierno de España? Tenemos los políticos que nos merecemos. El Maestro Dmitri Agrafiotis una vez me dijo que si en un concierto me fallaba un flauta, no me debía enfadar con el flauta, sino conmigo, por haber permitido que en mi concierto ese Sr. estuviera tocando. Bien, pues si tenemos esos políticos …



¿No hay solución? Ese es otro de los fallos de los españoles, como no hay solución, pues mira… El otro día leí una entrevista que le hacían a Carmen Posadas, la cual señalaba que los españoles tendemos mucho al pesimismo, y yo añadiría que tendemos a ello por que nos abochorna la Libertad, esa responsabilidad de poder decidir. Erich Fromm hubiera disfrutado con nosotros, pues somos paradigmáticos.  Diciendo no hay solución, parece como si "nos quitáramos el muerto de encima". Pues no Sres., sí hay solución en una Democracia. El derecho al voto es un derecho, pero no una obligación. Votamos a quien nos da confianza, quien merece nuestro apoyo y en quien creemos. Si no hay nadie así en el panorama político, debemos seguir respondiendo de forma coherente con nuestro pensar y eso no significa que un militante –por ejemplo- deje de ser un buen militante de su partido, o igual un ciudadano sin afiliación. Simplemente, ejerciendo su cuota de soberanía da un veredicto que es el de nadie de Ustedes Sres. se merece mi confianza, y no voy a votar, no porque no crea en este sistema, sino que, por honor a él, no quiero dar un voto manchado por la confusión, o la falta de esperanza. Cuando ustedes sean dignos del voto ciudadano, nosotros votaremos. Si no, cambien sus candidatos y analicen por qué ha caído el voto, etc., etc.



Si no hacemos eso, Sres…. Tenemos lo que nos hemos ganado. Unos políticos que usan unas leyes como pantalla de problemas más serios; unos políticos que no han sido capaces de llegar al consenso desde hace muchísimos años para hacer algo tan básico como clave, cual es el desarrollo del artº 27 de nuestra Constitución, la Enseñanza, el pilar básico de nuestro futuro. La boca, a unos y otros, se les llena de descalificativos contra lenguas vehiculares de enseñanza, pero mientras, lo que va cayendo a trozos, son los contenidos, dando lugar a una sociedad española del futuro sin base, mal preparada y sin fundamentos para configurar una base de crecimiento: qué más da… Ya estarán otros. Los políticos son tan mediocres y tan indignos que están destruyendo las bases de un Estado. Dios quiera que no cambien ni una coma de nuestra Constitución, porque si hay algo seguro es que la destrozarán, tanto unos como otros, sí, pues unos a otros les sustenta el montaje institucional que han erigido a su imagen y conveniencia.



España es un país con una gente extraordinaria, desde las capas o estratos sociales y de educación menos privilegiados hasta los que más. Si esa gente, nosotros, no ponemos fin a este repulsivo capítulo político de nuestras instituciones ensuciadas por la mancha de la mediocridad más absoluta, lo pagaremos muy caro. Si esto no fallara, los catalanes no querrían independizarse, ni nadie pondría en cuestión a la Corona, pero falla, y como falla queda un medicamento una “traumatología” como último recurso que es el del ejercicio de la SOBERANÍA POPULAR que reside en el pueblo y se ve con toda la “Auctoritas Iura condentium”  de poder decir BASTA YA ¡¡¡¡



Si no hay gente mejor preparada y más honrada en los Partidos actuales, que acabe con las pequeñas áreas de poder que tienen anquilosadas a las bases de los mismos, vótese a otro partido: ya verán que si la gente no va a votar, o caerán los que están en el poder de los partidos o nacerán uno o varios nuevos. 

Tenemos, no más poder, sino todo el poder, sólo nos queda dar un paso al frente democrático y acabar de una vez con todo este cuento horroroso, vergonzoso y putrefacto que es la clase política actual. Debemos hacer algo o esto se va a caer. Antes de que se caiga, que caigan ellos, que se limpien las instituciones y que se ponga a gente preparada. No hace falta llegar a la Tecnocracia de Bravo Murillo, pero al menos que un ministro tenga la inteligencia suficiente para escoger a unos pocos asesores de peso que le informarán y aconsejarán, y no dedicarse a “enchufar por enchufar” a 20, 30 o Dios sabe cuántos al carro de la Administración, que somos todos.



Hace falta plantarse democráticamente, pues, si en las próximas elecciones seguimos igual, hacemos el juego a unos Sres. que ni siquiera han tenido la decencia de aceptar clase turística en sus vuelos a Bruselas queriendo seguir en su 1ª clase a costa de todos los españoles, ¿¿pero de qué van Sres.??  Basta ya y de una vez. No llamo a manifestaciones, y mucho menos a violencia; simplemente, llamo a escuchar nuestra razón, nuestro sentido común: no es de recibo que a estas alturas vaya gente a sus campañas políticas, que dan absoluta vergüenza y a la hora de votar, manifestemos lo que nos parece este juego en el que nos han montado a exigencia y conveniencia de unos pocos y además todos ineptos.



Si en los mítines políticos de las europeas se vuelve a ver gente, España tiene lo que se merece, es mi opinión.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Noche de Paz, Historia del villancico

LA HISTORIA
DE
NOCHE DE PAZ





Fue interpretado por primera vez el 24 de diciembre de 1818 en la iglesia de San Nicolás (Nikolauskirche) de Oberndorf, Austria. La letra había sido compuesta en 1816 por Mohr en la parroquia de Santa María (Mariapfarr), pero en la víspera de Navidad se la llevó a Gruber y le pidió que le hiciera una composición musical y un acompañamiento en guitarra para el servicio de la Iglesia.

Sobre la composición de la obra hay diferentes versiones. Se le atribuye a Franz Xaver Gruber, pues el mismo Gruber no mencionó los hechos que la inspiraron. De acuerdo a la «Sociedad Noche de Paz» de España, una de las suposiciones es que el órgano de la Iglesia quedó inutilizable y Mohr pidió a Gruber que compusiera una canción que el coro pudiera cantar acompañado sólo por la guitarra. El historiador Manuel Expósito dice que la primera mención del órgano averiado apareció en un libro publicado en Estados Unidos en 1909.

Lo histórico es que en esa primera ocasión, la canción se escuchó acompañada efectivamente sólo por la guitarra e interpretada por Mohr. Otros historiadores creen que lo que Mohr quería simplemente era un nuevo villancico para interpretar con su guitarra. Al respecto, la misma Sociedad Noche de Paz dice que existen "muchas historias románticas y leyendas" que se han ido creando alrededor de la historia de la canción.

La difusión del villancico fuera del ámbito restringido de aquella población parece que comenzó en 1833 gracias a un organista de Fügen en el Zillertal (Austria), de nombre Maurach. Cuando en ese año interpretó junto a otros músicos melodías tirolesas en Leipzig, esta canción fue la que atrajo el interés del público.

La Nilolauskirche fue demolida a principios del siglo XX debido a una inundación que la dañó, y el centro del poblado fue reubicado en un lugar más seguro río arriba con una nueva edificación cercana al nuevo puente. Se edificó una capilla con el nombre de "Stille-Nacht-Gedächtniskapelle" (Capilla Memorial Noche de Paz) en homenaje a la antigua iglesia demolida y cerca del actual museo, que atrae turistas de todo el mundo, especialmente en el mes de diciembre.

El manuscrito original se perdió, pero en 1995 se descubrió un manuscrito original de Mohr y que los analistas dataron hacia el año 1820. Es por medio de ese documento que se descubrió que Mohr compuso la canción en 1816 cuando fue asignado a un peregrinaje a la parroquia de Santa María. También testimonia el documento que el compositor de la melodía es en efecto Gruber y que este la compuso en 1818. Se trata, pues, del más antiguo manuscrito que se tiene sobre la historia de la canción y el único que contiene la letra de Mohr. La composición musical de Gruber tiene influencias de la tradición musical de su región y la melodía guarda relación con aspectos del folclore musical austriaco.
Otra versión popular dice que el villancico, interpretado una vez, fue olvidado pronto hasta que un reparador de órganos lo encontró en 1825 y lo revivió. Sin embargo, Gruber publicó diversos arreglos de este a través de su vida, además del manuscrito encontrado de Mohr de 1820 y que se conserva en el Museo Carolino Augusteum de Salzburgo.

Se presume que el villancico ha sido traducido a más de 300 idiomas en todo el mundo y que es el más popular de todos los tiempos. La cifra puede ser superior, si se tiene en cuenta la acción de misioneros cristianos en los cinco continentes que lo han traducido a innumerables idiomas gracias a la facilidad de su interpretación, su brevedad y que puede ser cantado sin acompañamiento instrumental.

La canción fue cantada simultáneamente en inglés y en alemán durante la Tregua de Navidad de 1914, al ser el único villancico conocido por los soldados de ambos frentes.



1860 (Autograph VII) por Franz Xaver Gruber

Stille Nacht! Heilige Nacht!

Alles schläft; einsam wacht

Nur das traute heilige Paar.

Holder Knab im lockigten Haar,

Schlafe in himmlischer Ruh!

Schlafe in himmlischer Ruh!

Stille Nacht! Heilige Nacht!

Gottes Sohn! O wie lacht

Lieb´ aus deinem göttlichen Mund,

Da schlägt uns die rettende Stund,

Jesus in deiner Geburt!

Jesus in deiner Geburt!

Stille Nacht! Heilige Nacht!

Die der Welt Heil gebracht,

Aus des Himmels goldenen Höhn

Uns der Gnaden Fülle läßt seh´n

Jesum in Menschengestalt,

Jesum in Menschengestalt

Stille Nacht! Heilige Nacht!

Wo sich heut alle Macht

Väterlicher Liebe ergoß

Und als Bruder huldvoll umschloß

Jesus die Völker der Welt,

Jesus die Völker der Welt.

Stille Nacht! Heilige Nacht!

Lange schon uns bedacht,

Als der Herr vom Grimme befreit,

In der Väter urgrauer Zeit

Aller Welt Schonung verhieß,

Aller Welt Schonung verhieß.

Stille Nacht! Heilige Nacht!

Hirten erst kundgemacht

Durch den Engel Alleluja.

Tönt es laut bei Ferne und Nah:

Jesus, der Retter ist da!

Jesus, der Retter ist da!
Lo que la hace curiosamente conocida en el mundo es el hecho de que la canción ha sido traducida a más de 300 idiomas en todo el mundo y es uno de los villancicos más populares de todos los tiempos. Se canta en ocasiones sin acompañamiento musical y a veces se llega a tocar en dos idiomas al mismo tiempo llevando el mismo ritmo.


Un ejemplo más en la Navidad del esplendor de lo sencillo

Felices Fiestas



martes, 17 de diciembre de 2013

EL PUEBLO LLANO, PUEBLO SOBERANO EN TIEMPO DE ELECCIONES


EL PUEBLO LLANO,

LLAMADO SOBERANO

SÓLO

EN TIEMPOS ELECTORALES




España, va de mal en peor, y ello se debe a una crisis generalizada de valores, una vacuidad en lo referente a la política[1], cuyo espacio ha sido usurpado mediante engaño por una masa reducida de mediocres que han llegado al poder sin merecerlo y que usan a la población y al sujeto pasivo tributario (tanto en impuestos directos como indirectos) para que le mantenga con sueldos y privilegios fiscales y económicos sin parangón: que pretengan justificar tener asesores a su cargo de la manera que los tienen y con el criterio que los eligen, que sabemos perfectamente cuál es, es un verdadero insulto a nuestros derechos como ciudadanos.

La Paz social tiene un coste y al no verlo vamos a ello. Todos tienen que pagar un coste al pasar por política y hacer lo hacen y ese coste no es precisamente caer en una asesoría de una Caja, o ser consejero delegado en otra: no, Sres.

Ante ello, el pueblo español se halla inmerso en una resignación histórica que tampoco tiene antecedentes conocidos. Cumpliendo las reglas del juego siempre, esta sociedad debería estar en la calle y movilizándose, los del 11-M deberían ser una fiesta de cumpleaños, comparado con los que deberíamos estar en la calle luchando por nuestros derechos. Este país es muy dado a reivindicar sus derechos y no luchar por ellos.

Gracias a ustedes sres. políticos, hemos llegado a la primera vez en nuestra Historia en que una generación, con la bandera del progreso en la mano, ve como su generación posterior vivirá peor que ellos, y eso única y exclusivamente por culpa de ustedes. Sí, ustedes que cobran lo que cobran y encima son tan adictos a la idiocia que llegan a presumir de que tienen sus profesiones liberales como si nos tranquilizara de que “no necesitan vivir de la política”, bueno, pues así, dejen de cobrar lo que perciben por esas profesiones liberales cuando están en política, es que se creen que somos idiotas también nosotros. No digo que sean malvados, ya quisieran ustedes, es peor un ignorante que malvado, pues el ignorante nunca descansa, y ustedes “sin descanso” se cargan, y ya se han cargado, los pilares de la sociedad democrática que fundamentaba la Constitución de 1978.

Esa cierto que gran culpa la tenemos los ciudadanos por haberles votado y no haber cortado de raíz su incompetencia y falta de responsabilidad ética y moral. Están Ustedes provocando al pueblo español continuamente a base de leyes y decretos y el pueblo español, aguanta, pero todo tiene un límite, el mío ya lo han sobrepasado con creces.

Si no fuera porque ustedes ya desde hace también décadas no quisieron llegar a un consenso democrático en algo tan fundamental como la Educación en un país desarrollado como es España, haciéndonos pasar por unas Leyes Orgánicas que desarrollaban el artº 27, siendo cada una de ellas peor a la anterior y cada vez desmejorando más los contenidos de la Educación; si no fuera por ello,  el mundo literario, el mundo del ensayo periodístico o político, la joven clase intelectual e inexistente a día de hoy,  la que verdaderamente podría con la pluma o el ordenador revisar sus cimientos, sería la que pondría en su lugar a la sociedad española, cual Generación del 98 en su momento con Unamuno, Pío Baroja y muchísimos otros.

Las cosas no cambian si uno no las hace cambiar y tomamos nota los ciudadanos desengañados de ustedes, que también, no les quepa la menor duda, pagarán los costes de estar gobernando a gente que no les merece con una irresponsabilidad, con una mediocridad y con un desconocimiento de lo que llevan entre manos de carácter supino.

Un Presidente del Gobierno, que llega al poder y dice encontrarse con un Estado que no se esperaba y que por ello va a hacer todo lo contrario a lo que propugnaba en su programa político lo que debe hacer es exponer, casi como auditor y por responsabilidad política, el estado de las cosas y “una vez conocidas” convocar elecciones, aunque sea en tres meses, anunciando un programa electoral en qué basar el mandato de las urnas y así ser elegido legítimamente y cumplir con un programa transparente. “Transparente”, una palabra con la que se llenan ustedes la boca, pero que  luego, cual antónimo perfecto tergiversan de forma inmoral y parcial en único y exclusivo beneficio propio. Miren ustedes, el tener una profesión liberal, no les hace merecedores de confianza alguna, y el hecho de que, estando en política, sigan viéndose beneficiados de ésta les hace absoluta y rotundamente indignos de ostentar cargo alguno. Pero ustedes no hacen eso, no.

Un dia se permiten decir que no permitirán que se dé dinero a la Banca, y al siguiente se le da a ésta 20.000 millones de euros, diciendo que una coyuntura elíptica salida de la nada o del sombrero de copa de una hipocresía hasta ese día agazapada les ha obligado a tomar decisiones que no querían. Los griegos, que dudo mucho que la gran mayoría de ustedes hayan leído de verdad, hablaban de las tres “d” como peligro siempre amenazante, pues van de la mano cuando una polis (πόλις) griega entra en peligro: Democracia – Demagogia – Dictadura. (DDD). Ustedes han permitido que los partidos políticos caigan en una profesionalización dejando de ser una cadena de transmisión ideológica, o cuanto menos emocional y representativa, del pueblo soberano, para ustedes llano. Ustedes, siendo meros mandatarios de un mandato que nosotros, como mandantes, les encomendamos en base a la elección de un programa electoral basado en el engaño, la hipocresía y el fraude en un gran de dolo ya inexcusable, se limitan a hacer lo que les venga en gana con un grado de superioridad tan incomprensible como imperdonable, rompiendo primero con las bases de su partido y después con el del electorado en general, y también por ende las del pueblo en general que, aunque no les haya votado merece un gobierno legítimo y la legitimidad no sólo se gana con los votos. Eso daría paso a la posibilidad en una sociedad democrática y con la democracia representativa que tenemos, frente a la directa de otros países como EEUU, a una simple, llana y muy mediocre dictadura por cuatro años.

Dicen que el hombre es un Dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona: a eso, demuestran ustedes que no han llegado, ni tienen intención de hacerlo, pues ni sueñan, ni reflexionan.

Hablan y dejan Ustedes que se utilice a las lenguas de nuestro país como arma arrojadiza entre unos y otros; prefieren ustedes protagonizar el personaje de la antigua tauromaquia española del “Tancredo”, a tomar responsablemente las riendas de algo tan importante como es la generación de nuestro futuro. Los brindis al Sol son fáciles de dar en castellano, en catalán y en inglés, y si quieren en alemán: yo hablo cinco lenguas y las he trabajado yo, pero lo que da vergüenza, absoluta vergüenza ajena, es ver los contenidos de los libros que utilizan nuestros hijos, el futuro de nuestra sociedad. Si sólo fuera el contenido, ya sería de por sí grave, pero si pasamos al análisis sintáctico de los textos de éstos, vemos que son ejemplo de una falta tras otra … ese es el reflejo de nuestra sociedad, del futuro de la misma, pues ustedes ya no ven más allá de lo que no sea el futuro de sus pensiones vitalicias como diputados y/o los privilegios que poco a poco van agenciándose en cargo al erario público que los ciudadanos, muchos de ellos, muchísimo mejor preparados que Ustedes para gobernar, tenemos que aguantar cada mes y cada día, en pro de sus asesores, gastos, dietas y demás vergüenzas. Yo ya no aguanto más en conciencia el sistema que ustedes, una nauseabunda y pantanosa charca de mediocridad, han fabricado a su beneficio y seguridad con cargo al futuro de nuestra España.

Tenemos un deber los que formamos la España y no es sólo la de pagar impuestos, sino la de reaccionar con la injusticia y con lo que nosotros consideramos no adecuado a Derecho, a moral o a principios. Cuando un militante deja un partido por principios … La lástima es que en el esperpento de la realidad política de esta España, ningún partido con peso específico real se salva, al menos en la actualidad y por el momento. Se les van a acabar las cortinas de humo como las que usaba ya Nerón en Roma con el “Panem et cirquenses”, todo llega a un fin y nada está inventado como dice el Ecclesiastes o Qóhelet, “nihil novum sub sole”.

Todos Ustedes se adhieren al Sanbenito de la crisis atribuida al exterior, al humo, para que se difgumine y nadie tenga culpa, y no... Sres. TODOS ustedes la tienen: desde el gobierno del Sr. Aznar, pasando por el del Sr. Rodríguez Zapatero y el del Sr. Rajoy, todos con unos en el poder y otros en la oposición y viceversa.

La Crisis se empeñan en hacernos creer que ha pasado y ni muchísimo menos ha pasado, ni mucho menos. Mario Dragui en Londres en julio de 2012 nos sacó de un entuerto no minúsculo, a los Estados de la UE, pero seguimos en posición "privilegiada" de ruptura: neoliberalismo, corporativismo, intervencionismo y un populismo que ya es la hiel que remata al ciudadano europeo y no menos al español, dada la calidad de los políticos que tenemos hoy en día. La Sociedad se necrosa ante ello y el BCE a la desesperada intenta tapar agujeros que antes estaban en las transacciones interbancarias, del mercado interbancario, con el que cayeron todas las Cajas españolas, menos las que a Ustedes les dio la gana salvar con nuestro dinero, pues hasta los préstamos interbancarios no los salvaros Ustedes, sino el Sr. Dragui desde el BCE.

La Crisis que vivimos y que viviamos un día antes de que el gobierno actual detentara el Poder ejecutivo y un día después de que "descubriera" oh¡ Lo oculto... Me pregunto qué debieron hacer en la oposición si no se enteraban de tamaño desajuste, ¿tan poco trabajaron Ustedes? Ni eso... pero no hay más ciego que el que no quiere ver. La crisis es sistémica, coyuntural y agravada por falta de tejido industrial que pueda dar esperanza de crecimiento. La herencia de unas poíticas macxroeconómicas absurdas y con precios relativos totalmente distorsionados, dando lugar al consecuente sobre-endeudamiento (estoy hablando de los 4 últimos años de la dorada etapa del Sr. Aznar).

El Balance sheet Recession no engloba como dicen Ustedes culpando de todos los males (que no voy a ser yo que le libre de su responsabilidad) al Sr. Rodríguez Zapatero, sino que por necesidad engloba el crédito bancario y la necesidad de ajustes simultáneos que es donde más ha dolido a los Estados: empresas, consumidores, sector externo, todo cayendo en espiral como el agua residual que cae en remolino en un desagüe al acabar de liberarse totalmente, un agujero negro, pero no pasa nada... Sigan Ustedes alimentando a un Leviatán bulímico, que no anoréxico, y que come a desazón y compulsivamente.

Caben dos acciones, en mi humilde opinión, aunque no soy economista. Lo que sí tengo claro es que no se pueden esperar años a eso: el Estado debe invertir y endeudarse (pero no a costa de subir impuestos señores, Sr. Montoro), sino de basarse en la monetización que sólo puede venir del BCE que puede emitir sobre base monetaria, pero claro, si un Presidente dice que "está a la espera de lo que diga Alemania", nunca podrá no reivindicar, sino luchar por mejorar el status de España en la UE y conseguir esas acciones a corto plazo, en nuestro caso el Sr. de Guindos considero que ha hecho un trabajo bueno, pero queda mucho y el peso debe pasar por toda una acción de Goibierno y una acción política y la mediocridad niega la talla tanto al Gobierno como a la clase política española. Bien hacía el Sr. Rajoy en hacer callar al Sr. Pérez Rubalcaba al intentar en términos peyorativos criticar la economía española del Gobierno Rajoy ¿por qué no se muestra tan fuerte e inflexible con el Sr. Artur Mas, que nos hace el hazmereír de Europa y seguimos callados, cual Tancredo en medio de una plaza taurina, por qué tanto miedo a gobernar y tan poco a hacer el ridículo ante tus cogobernantes europeos y tus ciudadanos?

El impacto que se ha dejado recibir ha sido la liquidez a los Bancos, que no es un cash-Flow para volver a prestar a los consumidores (economía estancada), y liquidez a los Bonos del Estado (por eso Sres. ha pajado la prima de riesgo, pero no porque España esté saliendo de una crisis, ¿es que creen que somos tontos?

 En su momento la grave crisis pasó de un 34 o 35 % del PIB  en 2007 al 100 % del 2014. Miren ustedes ni el BCE es un prestamista, ni lo puede ser por los arts. 123 y ss. del Tratado. No cabe un bail-out del Estado (un rescate financiero). Ni se debe acudir a él. La Reserva federal de EEUU dejó que cayera Lehmann & Brothers negándose a rescatarlo, pues sabían que eso sería una hecatombe que luego arrastraría a aseguradoras financieras y otros agentes. ¿No ven eso señores? Seguro que me dirán que sí... Pero ni ven, ni miran, ni quieren ver... Estalló la burbujita inmobiliaria y nos dimos cuenta que el estado, sí ustedes, se había endeudado pensando como si el Euro fuera una moneda extranjera, pues venía prestada (que no dada) por el BCE... Ahora hay que devolver ese dinero de tiempos de bonanza Sres.

Desde 1991, nos vienen diciendo los expertos de la Comisión Europea que hay un riesgo cíclico (y estoy hablando de tiempos del gobierno de D.  Felipe González), pero los gobiernos no hicieron ni caso, ningún político respetó sus propias palabras. y al final, tuvo que ser el conglomerado de los Mercados el que lo moviera porque la clase política fue y es inepta para responsablemente adelantarse.

El ECOFIN y el Consejo Europeo por el tratado y pacto de estabilidad apretó las tuercas, aunque bien sea dicho de paso los Ministros de hacienda de los estados miembros se erigieron como juez y parte necesarias del proceso, pero en fin... 

No tienen Ustedes lo que hay que tener para decir responsablemente que la unión política de la Europa de las regiones se hace inviable en este momento y hay que centrarse en una Europa monetaria fuerte. No podemos llorar porque se nos "esté yendo el dinero" Señores, ese dinero en época Aznar nos fue dado en préstamo y ahora se tiene que devolver. No lo generamos y ahora nos lo hacen dar; es que nos lo dejaron antes y ahora hay que devolverlo.

Sólo yendo a una Federación se solucionbaría pero ... Ya es tarde y Francia y Alemania, los que verdaderamente deciden no quieren volver a arriesgarse a pagar errores ya cometidos y que llevaron a la crisis y al endeudamiento... Ustedes no pierden el tiempo en esas cosas, no; ustedes lo invierten en lo importante: sus sueldos, leyes redundantes como la de seguridad ciudadana, ese fervor ahora por regular el derecho a la huelga, parches y más parches al Código penal, que por cierto es la mejor ley de transparencia que debíamos tener, pero cuando creamos leyes y más leyes formamos cortinas de humo que sólo ustedes creen que a los ciudadanos nos van a despistar haciéndonos creer que se ataja la corrupción o gestión no leal y egoista de la Res publica, eso por desgracia es el oxigeno que respiran los poderes estatales de España y se lo debemos todos a la decadencia de la clase política que se convierte en profesión y no condición. Las palabras se las lleva el viento, que por cierto no es el propietario de la tierra como dijo en Copennague el Presidente Rodríguez Zapatero.

Déjense de Marca España y comiencen a gobernar por y para el pueblo soberano, que lo es los 4 años de la legislatura y no sólo en tiempos electorales. Dan Ustedes muchísima pena y vergüenza. TODOS.







[1] La escribo en minúscula pues desde hace décadas perdió el privilegio de ir en mayúscula por evitar el agravio comparativo con la Historia.

domingo, 15 de diciembre de 2013

LO BREVE, SI BREVE, DOS VECES BUENO

URNAS VACÍAS





Es que sobran palabras.

LA ESPAÑA DEL DON TANCREDO









ESPAÑA, LA RES PUBLICA Y DON TANCREDO

Dedicado a mi amigo Francisco Sard que me ha traído a colación en una conversación mantenida la figura de la tauromaquia española llamada Tancredo


Los acontecimientos políticos de la España actual y la postura del Presidente del Gobierno de España, hacen que se recuerde la figura del Tancredo taurino, que casi en homenaje al Tetrafarmaco epicúreo o incluso a la ataraxia del propio Epicuro, se mantiene inmóvil ante los devaneos del President de la Generalitat de Cataluña.

El don Tancredo, o la suerte de don Tancredo, era y es un lance taurino con cierta afición en la primera mitad del siglo XX. Consistía en que un individuo que hacía el don Tancredo, esperaba al toro a la salida de chiqueros, subido sobre un pedestal situado en mitad del coso taurino. El ejecutante iba vestido con ropas generalmente de época o cómicas, y pintado íntegramente de blanco. El mérito consistía en quedarse quieto, ya que el saber de la tauromaquia afirmaba que al quedarse inmóvil, el toro creía que la figura blanca era de mármol y no la embestía, convencido de su dureza. El origen de esta práctica es incierto, si bien hay varias fuentes que afirman que un torero español, natural de Valencia, de poca fortuna y nombre Tancredo López, comenzó este espectáculo como un medio desesperado de ganar dinero en las postrimerías del siglo XIX. El público acogió con entusiasmo la actuación, que poco a poco fue extendiéndose. Normalmente, el Tancredo era interpretado por personas desesperadas a la búsqueda de ganar dinero fácil y con poco que perder, ya que eran numerosas las cogidas que se producían. Así las cosas, el Tancredo fue prohibiéndose por las autoridades, y ya a mediados del siglo XX se realizaron las últimas representaciones. Parece ser que en la política nacional está de moda otra vez. Ni siquiera el Presidente Rodríguez Zapatero hizo lo mismo con el famoso y zanjado plan Ibarretxe, ¿lo recuerdan? Venga aquí, al Congreso, expóngalo en libertad y votamos; se votó, se rechazó, y se acabó el Plan, y por cierto, dicho sea de paso, Ibarretxe. En mi humilde opinión, hacerse el Tancredo ahora con Cataluña, no va a ir bien, pues se le da demasiado margen de maniobra.

Una de las apariciones más populares del don Tancredo es el interpretado por Fernando Fernán Gómez en la película El inquilino. También es muy conocida la descripción que hace el novelista Pío Baroja en su novela La busca.

También "Don Tancredo" era el seudónimo del Periodista y Cronista Taurino Roque Armando Sosa Ferreyro nacido en Mérida Yucatán México. Dueño de las revistas gráficas Taurinas La Lidia y La Fiesta, con las cuales se dio a conocer a nivel mundial el toreo mexicano. Roque Armando Sosa Ferreyro " Don Tancredo" gran amigo de los grandes toreros Rodolfo Gaona, El Cordobés y Lorenzo Garza por mencionar algunos.

En pesca, también existe un Tancredo que nada tiene que ver con lo dicho: El tancredo es un instrumento que se emplea en algunos puertos de mar del norte de España para la pesca por medio de la luz. El tancredo lo componen una tina y un farol. La tina es bastante grande y cerrada, más ancha por abajo que por arriba en forma de tronco de cono y con arcos de hierro, la cual lleva en la parte superior dos varillas de hierro arqueadas que se cruzan el centro y allí tiene un gancho giratorio que sirve para colgar en él un farol de cristales al que se le pone una vela de cera, que es la que produce la luz durante las noches en que no haya luna. Se emplea este aparato para pescar por las noches sardinas y otros peces de los que forman bandos, pero se usa más principalmente para la del chicharro (jurel) usándose en las provincias de Vizcaya y Santander de la manera siguiente: se echa al agua el tancredo con la vela encendida, y como la tina tiene más diámetro en la base inferior que en la superior, se sostiene muy bien en el mar sin inclinarse apenas nada; entonces la pesca sube del fondo, atraída por la luz y al notarla los pescadores, que ya tienen preparada la red, que es generalmente un boliche, lo calan cercando los peces y quedando dentro de la red el tancredo, que meten a bordo al cerrar la jareta del arte y formar el cerco.


Que yo sepa, y no entro en ello por no sentirme con los conocimientos suficientes de asociación con ambos conceptos, que no de la Ópera en sí, Tancredi de Rossini no tiene que ver con el mismo tema. Repito, que yo sepa, cualquier aportación la agradecería inmensamente pues nos y me ilustrará al respecto, sé que es sobre un libretto de Gaetano Rossi y éste inspirado según la representación y su final en un drama de Voltaire. Sí, ello se debe a que la obra se estrenó en el Teatro La Fenice de Venecia, con un final feliz y un mes más tarde, Tancredi se estrenó en Ferrara con un final distinto al veneciano: Tancredi muere, lo que por otro lado se aproxima más al drama de Voltaire. No obstante, no veo similitudes que basen una asociación con la figura taurina del Tancredo al que nos referimos.



Me preocupa la “ataraxia” que se vive en España, volviendo a Epicuro, esa “imperturbabilidad del alma”, no me parece sana democráticamente hablando. Cuando una clase política se desvanece y se convierte en un círculo de poder de beneficiados crematística y socialmente, las reacciones del pueblo (demos) en quien reside la soberanía, el poder, (cratos) no deben ser en plan asedio al congreso sino en sentido político y con respuesta política de partidos opositores (ello brilla por su ausencia) y/o por grupos concretos y sectores porfesionales, filosóficos, académicos, etc. Un “asedio al Parlamento, una sentada, ya no caben a día de hoy: el tema es mucho más grave) Todo Estado pasa por una serie de ciclos a los que hacía referencia Platón en su “República” Πολιτεία Politeia, de polis, que significa 'ciudad-estado: democracia, timocracia, oligarquía, tiranía… Son ciclos naturales del Leviatán de Hobbes que se engarzan y que por circunstancias histórico-políticas, sin ser una rara avis, España tiene bloqueadas, a saber: difícilmente se pasará a una Dictadura, cuando por el momento y desde 1982, a raíz del intento de Golpe de Estado, el Ejercito está intencionadamente disgregado, y los poderes pol porque queremos.mos lo tenemos as ... y legitimada bajo un veo democrprograma que luego no cumplen y tenemos "ja de ser dicotriíticos, nacidos con Montesquieu en la Ilustración, lejos de auto-controlarse, se retroalimentan unos con otros. La separación de poderes no existe. 

Recuerdo, a raíz de la promulgación en 1986 de la Ley Orgánica del poder Judicial, que Alfonso Guerra, Vicepresidente del Gobierno, por aquel entonces, alegóa que Montesquieu “hacía años que había muerto”, lo cual es una opinión que hace que el Estado se emancipe de la Idea ilustrada, pero que, al tenerla en el texto constitucional, no deja de ser dicotómico. Pero dicotómico lo es todo: los mandatarios para que sean elegidos nos venden un programa que luego no cumplen y tenemos “enganchado” en cuatro años, cual dictadura velada y legitimada bajo un velo democrático contradictorio ex facto, pero … Todo lo que tenemos lo tenemos así porque queremos. Y cuando el Poder Ejecutivo se erige en poder controlador de los otros dos, convirtióndolo en atláteres… El modelo del s.XVIII se cae.



No he perdido el hilo y pido disculpas por la disertación tangencial, pero creo que todo va unido. En definitiva y dado el panorama actual, no es la Constitución que se debe cambiar: todavía quedan varias Leyes Orgánicas por sancionar que desarrollarían el texto constitucional y algunos derechos fundamentales que “padecen” el sueño de los justos. Lo que se debe cambiar y cuanto antes mejor es a los políticos y esa clase parasitaria que se ha asentado en el poder, sea de la “ideología” que sea: otra pregunta sería si las ideologías existen o se han vendido a la globalización.



Nos preocupamos por las lenguas en la educación, pero nadie he oído que se preocupe de los contenidos que es lo más grave. Hay textos de infantil con faltas sintácticas de pero como para suspender un examen del que ya es añorado por todos 1º de BUP. Todo ello se hace con esa nueva corriente polñitica que lejos de ser el liberal “laissez faire, laissez passer” es más el Tancredo en su más grafica expresión. Algunos periodistas piensan, no sin razón, en el Molière y su convidado de piedra, pero yo rehuso, porque no estamos abnte “convidados”, sino ante Mandatarios que deben cumplir un mandato hecho por nosotros en las urnas en base a un programa político que deja de existir desde el momento en que entran en el poder o pactan para ello y… así, nunca se podrá ser un país serio, sino “de Pandereta”, que desvirtúa lo que esta gran Nación fue desde el siglo XV con los Reyes Católicos.



Gracias Francisco Sard por recordarme esa figura.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Nativitate Domini



A propósito de la Navidad

Estimados amigos, Estimados señores,

Las raíces históricas del motivo de la fiesta de Navidad se remontan a antes del nacimiento de Jesucristo: de hecho, la fecha exacta del nacimiento de Jesús es desconocida, porque en el Oriente antiguo no se celebraban los cumpleaños y allí, generalmente, los padres no recuerdan cuándo han nacido sus hijos. Se trata de costumbres que han durado hasta fecha reciente: en los censos elaborados en el Oriente Medio tras la descolonización, la mayor parte de los ciudadanos ignoraba su propia edad. Tampoco las Escrituras ayudan a despejar la incógnita. El Evangelio canónico más antiguo, que es el de Marcos, pasa completamente por alto la infancia de Jesús. Mateo sitúa su nacimiento en Belén, según la profecía de Miqueas, pero no nos especifica nada más. El prólogo añadido al Evangelio de Lucas, donde se dice que “había en la región unos pastores que pernoctaban al raso y de noche se turnaban velando sobre su rebaño” (2, 8), sugiere una fecha primaveral. La tradición posterior de la gruta de pastores no se encuentra en los evangelistas; parece que se refiere a un santuario del dios Adonis tardíamente anexionado por la Iglesia para su culto.

Un hecho determinado que me viene a la cabeza y que, al ser decisión Imperial, debería estar datada y dar luz sobre fechas es la decisión de Herodes de matar a los niños inocentes menores de dos años, pero… Tampoco está claro, ni detalladamente datado.



“Una voz se oyó en Ramá,
un llanto y un gran lamento:
Raquel llorando a sus hijos.
Y no quería consolarse porque ya no existen”.

En la tradición cristiana, Herodes el Grande, aparece como protagonista de un pasaje del Evangelio de San Mateo en el que manda asesinar a todos los niños menores de 2 años después de que los Magos de Oriente no le dijeran el lugar del nacimiento del «Rey de los judíos», tras indagar con los escribas y sacerdotes del Templo de Jerusalem que señalan a Belén, el pueblo del rey David como lugar del nacimiento del Mesías. La narración termina contando la huida de María, José y el niño a Egipto, donde permanecieron hasta la muerte de Herodes.

La narración se encuadra cronológicamente en fechas poco anteriores a la muerte de Herodes, dato que sirvió al cronista Dionisio el Exiguo para calcular el nacimiento de Cristo y el comienzo de la Era cristiana, base del actual Calendario gregoriano, que adolece de la imprecisión de esa fecha concreta.
Ningún historiador de esos tiempos hace mención al hecho, por lo que parece más probable que sea un relato ficticio con fines catequéticos, junto con el de la adoración de los magos, aprovechando la imagen de sanguinario que tenía Herodes entre el pueblo judío.

Pese a esto, en el año 2008 la cadena televisiva estadounidense History Channel sacó a la luz una investigación realizada por arqueólogos de la Universidad Hebrea de Jerusalén en donde es posible observar excavaciones con cientos de cadáveres de infantes los cuales dataron en el siglo primero, correspondiendo con el período en el que vivió Jesús y con el rango de edad con el que supuestamente tendrían los niños a los que Herodes habría mandado matar.

En el siglo II hubo amplios debates sobre este punto, y de que se saldaron con las afirmaciones más contradictorias. Clemente de Alejandría propuso la fecha del 18 de noviembre; otros señalaron el 2 de abril, el 20 de abril, el 20 o el 21 de mayo… Esta última era la apuesta de los cronólogos egipcios. Pero un De Pascha Computus fechado en 243 afirma que la natividad se produjo el 28 de marzo. Los marcionitas, por su parte, negaron la mayor: Jesús había descendido directamente del cielo y apareció en Cafarnaún ya como adulto, durante el año 15 del reinado de Tiberio (Cf. Robert de Herté: “Petit dictionnaire de Noël”, en Etudes & Recherches, 4-5, enero 1977).
Había motivos religiosos y filosóficos que respaldaban la opción de quienes preferían dejar la cuestión sin respuesta: por eso Orígenes, hacia el año 245, consideró “inconveniente” ocuparse de festejar el nacimiento de Cristo “como si se tratara de un rey o un faraón”. Sin embargo, en esa misma época estaban apareciendo gran cantidad de protoevangelios y “evangelios de la infancia”, a cada cual más fantástico, que disparaban la imaginación de los fieles. Averiguar la fecha exacta de la natividad se había convertido en un problema de primer orden, seguramente porque en aquel tiempo la doctrina cristiana empezaba a configurarse como un corpus relativamente consolidado, obligado a no dejar ni una sola pregunta sin solución.

Fue así como empezó a aceptarse la propuesta formulada por los basilidianos de Egipto, una secta gnóstica semi-cristiana, seguidora de las enseñanzas de Basílides y que en la primera mitad del siglo II habían sugerido la fecha del 6 de enero. Los cristianos de Siria y después todas las comunidades de Oriente respaldaron la decisión. Pero, ¿por qué el 6 de enero? Porque esa fecha era ya, en el oriente del Viejo Mundo, la de la Epifanía (del griego epiphaneia, “aparición”) de Osiris y de su correspondiente griego, Dionisos, y la continuidad de estos dioses con Cristo era parte de la doctrina del mencionado gnóstico Basílides.

El 6 de enero era la fecha de la bendición de los ríos en el culto de Dionisos, que los griegos identificaron con el dios egipcio Osiris. Esta correspondencia venía justificada por profundas afinidades rituales. La epifanía o aparición de Dionisos tuvo lugar en la Isla de Andros, donde, en la noche del 5 al 6 de enero, manaba un “vino milagroso” que daba testimonio de la presencia invisible del dios. Respecto a la epifanía de Osiris, que también se festejaba en la misma fecha (el 11 Tybi, es decir, el 5/6 de enero), venía precedida por un periodo de duelo donde se lloraba al dios muerto en la época del solsticio de invierno; luego reaparecía Osiris y las aguas del Nilo se hacían vino (conversión agua-vino). Todo el mundo greco-oriental celebraba en esta fecha fiestas semejantes. La fuente sagrada de Dionisos manaba vino también en el santuario de Teos.

Hay además una importante presencia femenina en estas fiestas de la Epifanía. Bajo el vino santo de Dionisos, Isis alumbraba a Harpócrates, el Sol que volvía a nacer. En la astrología de la alta antigüedad, el 6 de enero marcaba el momento en que el Sol salía por la constelación de la Virgen. En Alejandría se celebraban ceremonias en el templo de la Virgen, el Koreión, pues la Virgen había dado a luz a su hijo Aión, el Eterno, homólogo de Dionisos y Osiris. Este último rito es particularmente interesante: tras una vigilia de plegarías, los fieles bajaban a una cripta para retirar una estatua de un niño recién nacido que exhibía en la frente, las manos y las rodillas, las marcas de una cruz y una estrella de oro. Los fieles proclamaban: “La Virgen ha dado a luz; ahora crecerá la luz”. La Virgen… El carácter sagrado de la madre del Dios, ignorado y en ocasiones hasta negado en el ámbito judeocristiano, es una aportación específicamente europea al universo religioso del catolicismo. Isidro Palacios ha dedicado amplias páginas a interpretar el significado profundo de la Dama (Apariciones de la Virgen, Temas de Hoy, 1994). Retengamos el dato, porque luego volveremos a toparnos con otras damas que pueblan el paisaje navideño. Señalemos, para concluir este apartado, que esta fiesta del alumbramiento de Aión tenía un carácter cívico: Alejandro Magno había fundado Alejandría en el año —331 y, para asegurar la eternidad de la ciudad, la había consagrado a Aión, el Eterno.

Es evidente que el triple culto de Dionisos, Osiris y Aión determinó la opción de los basilidianos por el 6 de enero a la hora de fijar el nacimiento de Jesús, acontecimiento que en aquella época era idéntico a la Epifanía. Máxime cuando a esa misma fecha, y por el mismo motivo, se le atribuyen otros dos hechos milagrosos: el bautismo de Jesús en aguas del Jordán y el episodio de las bodas de Caná con la transformación del agua en vino. Estos episodios del culto cristiano guardan una clara relación ritual con las ceremonias acuáticas en el Nilo de Osiris, que era igualmente hijo de un dios y una mortal, como explica Luciano (Diálogos, IX, 2), y con la tradición griega y egipcia que conmemora las nupcias del dios solar y las aguas, incluida la transformación de éstas en vino. Pero no era sólo cuestión de gnósticos, como los basilidianos. En el cristianismo oriental de los primeros tiempos, la identificación de Cristo con el Sol es una constante. Hacia el año 170, Melitón de Sardes, obispo de Lidia, había comparado inequívocamente a Cristo con Helios, el dios Sol: “Si el Sol con las estrellas y la Luna se bañan en el océano, ¿cómo no iba Cristo a ser bautizado en el Jordán? El rey del cielo, príncipe de la creación; el sol levante que apareció también ante los muertos del Hades y los muertos de la Tierra, ha ido, como un verdadero Helios, hacia las alturas del cielo”.
De manera que en siglo IV, y empujado por la fuerza de esta memoria mítica, todo el Oriente cristiano está ya celebrando el nacimiento de Jesús el 6 de enero. En 386 se ha decidido oficialmente que las dos grandes fiestas cristianas son Pascua y Epifanía. Un año antes, el papa Siricio, recién entronizado en la Silla de Pedro, había calificado la fecha del 6 de enero como “Natalicia”.
Nos hallamos aquí en presencia de un fenómeno que los antropólogos conocen por sincretismo, a saber, la conjunción de dos o más rasgos culturales de origen diferente que dan lugar a un nuevo hecho cultural. La Europa suroriental de los primeros siglos de nuestra era, donde confluían las tradiciones griega, egipcia y judeo-cristiana, junto a muchas otras ramas de la religiosidad del oriente próximo, fue terreno abonado para este género de fenómenos. Pero si el carácter sincrético de la Epifanía cristiana del 6 de Enero es evidente, igualmente lo será la otra gran tradición navideña: la de celebrar el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre.

La fiesta del Sol Invicto

Efectivamente, mientras la Iglesia de Oriente adopta el 6 de enero como fecha de la Natividad, en el occidente de Europa se empieza a adoptar la fecha del 25 de diciembre. Y también aquí el origen es pre-cristiano: en este caso no Osiris ni Dionisos, sino Mitra, aquel dios solar de los persas, seguramente derivado del Mitra indio, y que las legiones romanas trajeron a Europa. El culto de Mitra, aunque se remonta a los siglos VII y VI, conoció un formidable impulso en la Roma del siglo II. De hecho, esta época conoció una dura competencia entre el cristianismo y el mitraísmo, pues ambas, que compartían muchos elementos comunes (la idea de redención, la salvación de las almas después de la muerte, etc.) pugnaban por convertirse en la religión dominante de un Imperio que había ya abandonado a sus viejos dioses. Y los mitraístas festejaban el renacimiento de Mitra todos los años, el 25 de diciembre, justo en medio del periodo del solsticio de invierno, después de las saturnalias romanas.
Además, hay que tener en cuenta que en esta misma época los pueblos bárbaros —esto es, los nada o poco romanizados— seguían celebrando en torno al 25 de diciembre sus viejos ritos solsticiales. Así la Iglesia consideró bueno operar en su provecho un hábil sincretismo. ¿Acaso la Biblia no llama al Mesías “el Sol de la justicia”, como escribió Malaquías?

En efecto, el 25 de diciembre era en Roma la fiesta del Sol Invicto. Según cuenta Macrobio, ese día los fieles se dirigían a un santuario de donde sacaban una divinidad del Sol, representado como un niño recién nacido. Las enseñas del emperador Juliano portaban el lema Soli Invicto. En el calendario de Philocalus, en el año 354 (que, por cierto, fue descubierto y dado a conocer por Theodor Mommsen), el 25 de diciembre se señalaba como Dies natalis Solis invicti; junto a la primera mención del nacimiento de Cristo y la indicación del nacimiento de Mitra. Y esta fecha, el día del sol invicto, venía a coincidir también con la vieja tradición de la Europa precristiana de celebrar el solsticio de invierno, que ha sido una de las fiestas más importantes de los pueblos indoeuropeos y que como tal ha sobrevivido en todas las culturas que éstos han creado.
El solsticio de invierno marca el momento de las noches más largas del año; el sol parece estar a punto de extinguirse. Este periodo dura doce noches, desde el 25 de diciembre hasta el 6 de enero. Según la tradición, en este tiempo los reinos de los vivos y los muertos entran en comunicación. Encontramos este motivo mítico en los celtas, los griegos, los germanos y los indios védicos. Pero, lejos de significar un tiempo de oscuridad, los antepasados de los europeos lo celebraban como anuncio indudable del próximo retorno del Sol y del renacimiento de la vida que no muere bajo el frío invernal.

Hoy se reconoce de forma prácticamente unánime que fue la pre-existencia de esta fiesta pagana lo que llevó a la Iglesia a fijar el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre. Escuchemos a Arthur Weigall: “Esta nueva fecha fue elegida enteramente bajo influencia pagana. Desde siempre había sido la del aniversario del sol, que se celebraba en muchos países con gran alborozo. Tal elección parece habérsele impuesto a los cristianos por hallarse éstos en la imposibilidad, ya fuera de suprimir una costumbre tan antigua, ya fuera de impedir al pueblo que identificara el nacimiento de Jesús con el del Sol. Así hubo que recurrir al artificio, frecuentemente empleado y abiertamente admitido por la Iglesia, de dar una significación cristiana a este rito pagano irreprimible” (Survivences païennes dans le monde chrétien, París, 1934). Esta misma tesis es admitida por numerosos autores cristianos. Credner, en 1833, señalaba: “Los Padres transfirieron la conmemoración del 6 de enero al 25 de diciembre porque la costumbre pagana quería que se celebrara en esta fecha el nacimiento del Sol, encendiendo velas en signo de alegría, y porque los cristianos tomaban parte en estos ritos y festejos. Cuando los doctores vieron cuán ligados seguían los cristianos a esta fiesta, tomaron la decisión de hacer que la Natividad se celebrara en este día” (“De natalitiorum Christi origine”, Zeitsch, Hist. Theol., III).
La fusión, no obstante, presentaba sus riesgos desde el punto de vista doctrinal, porque la identificación entre Cristo y el Sol llegaba, en las prédicas de los propios padres, a extremos demasiado paganizantes. Así en el siglo IV San Efrén, en su Himno a la Epifanía, había desarrollado una explicación absolutamente solsticial del misterio cristiano: “El Sol es victorioso y misterio son los pasos con que se eleva. Ved que hay doce días desde que el sol se eleva en el cielo, y hoy henos aquí en el décimotercer día. Símbolo perfecto del Hijo y sus Doce apóstoles. Vencidas las tinieblas del invierno, para demostrar que Satán ha sido vencido. El Sol triunfa para demostrar que el hijo único de Dios celebra su triunfo”. Este tipo de interpretaciones se hicieron muy frecuentes en los primeros tiempos: la fiesta del Sol todavía tenía más arraigo popular que la conmemoración de la Natividad. No es extraño que San Agustín, en sus Sermones, suplicara a sus contemporáneos que no reverenciaran el 25 de diciembre como día únicamente consagrado al Sol, sino también en honor a Jesús.
Un testimonio más tardío, el de Beda el Venerable, a principios del siglo VIII, nos ofrece detalles muy concretos sobre cómo se aplicó el sincretismo cristiano sobre el solsticio pagano. Así, en la Historia Ecclesiastica gentis Anglorum del célebre monje benedictino, leemos que en el año 601 el papa Gregorio I encomendó a los misioneros ingleses, sobre todo a Melitus y Agustín de Cantorbery, desviar de su sentido originario las costumbres paganas más arraigadas, y no combatirlas abiertamente: “No destruyais los santuarios donde se sientan sus ídolos —explicaba el papa—, sino sólo los ídolos que están en esos santuarios. Consagrad el agua traída a tales templos y levantad allí altares… de forma que el pueblo, viendo que sus templos no son destruidos, renuncie a sus errores y reconozca y adore al verdadero Dios. (…) Y si tienen el hábito de sacrificar bueyes a los demonios, ofrecedles alguna celebración en lugar de ese sacrificio… Que celebren fiestas religiosas y honren a Dios con sus fiestas, de modo que puedan conservar sus placeres exteriores, pero estando mejor dispuestos a recibir los gozos espirituales”.

La primera mención latina del 25 de diciembre como fecha de la Navidad se remonta al año 354. Sin embargo, no existe constancia de que en tal época celebrara la Iglesia fiesta alguna. La tradición dice que la fiesta de la Navidad fue instituida por el papa Julio I, cabeza visible de la Iglesia entre 337 y 352, pero no hay ningún documento que permita asegurarlo. Más probable parece que fuera un poco más tarde, bajo el reinado del emperador de Occidente Honorio, entre los años 395 y 423, cuando la Natividad del Señor el 25 de diciembre se convirtió en fiesta religiosa, puesta en pie de igualdad con la Pascua y la Epifanía, quedando esta última reducida únicamente al episodio de los reyes magos, y asimilándosele las bodas de Caná y el bautismo en el Jordán. No obstante, ésto acontecía sólo en la Iglesia de Occidente, porque en Oriente la Navidad seguía celebrándose como Epifanía, el 6 de enero: existe constancia de que a finales del siglo IV así ocurría en Chipre y en Jerusalén; Juan Crisóstomo, en una de sus prédicas en Antioquía el día de Pentecostés, sólo cita tres grandes fiestas cristianas, a saber, Epifanía, Pascua y el propio Pentecostés. No será hasta el 440 cuando la Iglesia decida oficialmente celebrar el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre. Aún así, ésta no constituirá fiesta obligatoria hasta que así lo decida el Concilio de Agde, en el 506. Y habrá que esperar al año 529 para que el emperador Justiniano la implante como día festivo.

¿Quiénes eran los Reyes Magos?

Es muy significativo el hecho de que el paso de la Navidad del 6 de enero al 25 de diciembre haya coincidido con la implantación del cristianismo en Europa, su triunfo en Roma y el abandono progresivo de los ritos orientales. Desde el año 450, el papa León Magno había comenzado la revisión doctrinal al definir la Epifanía como “la fiesta de los Magos”. En Milán, Ambrosio conmemorará el 6 de enero el bautismo de Cristo. A principios del siglo V, en Italia, la Epifanía es llamada “la fiesta de los tres milagros”: la adoración de los Magos, el bautismo en el Jordán y la transformación del agua en vino.

La aparición de estos personajes, los Reyes Magos o Magos de Oriente, merece mención aparte, porque constituye también un claro ejemplo de sincretismo. Los Magos sólo aparecen en el más tardío de los Evangelios sinópticos, que es el de Mateo. Éste habla de “sabios”, en número indefinido, que acuden a Belén guiados por una estrella milagrosa. Las connotaciones mitraístas del episodio son evidentes: el empleo de la palabra magi (“magos”), de origen indoeuropeo, permite descubrir una clara alusión a los sacerdotes persas, adoradores de Mitra; éstos, en la época del nacimiento de Jesús, mantenían el culto en Jerusalén y parecen haber gozado de una notable influencia; conviene saber, por otra parte, que Mitra, nacido el 25 de diciembre, fue también adorado por pastores que le llevaron ofrendas, es decir, el mismo episodio que encontramos en Lucas. Respecto a la estrella, caben las hipótesis más dispares: desde la de que se trata de un cometa hasta la propuesta por dos astrónomos franceses, Jean Gagé y Franz Cumont, que la identificaron como el “pequeño rey” de la constelación de Leo (el regulus de los romanos, el basilikos de los griegos). Esta última tesis tiene la ventaja de coincidir con la tradición irania: los persas atribuían a esta estrella la capacidad de despertar vocaciones de realeza, e intervenía en el horóscopo que dibujaban los sacerdotes para determinar el momento del nacimiento del rey cuando la constelación entraba en el Sol. Las conexiones entre el episodio de los Magos y la tradición persa no terminan aquí. En una versión árabe de los Evangelios descubrimos el siguiente pasaje: “Ved cómo los magos vinieron de Oriente a Jerusalén, según predijo Zoroastro”. El texto zoroástrico alude a un Mesías que es Saushyant, el dios-salvador iraní, identificado más tarde con Mitra.

Los Evangelios no dicen nada acerca del número, el nombre o la apariencia física de los Magos. Los cristianos de Oriente decían que son doce. La tradición romana se quedará con tres, a los que dará nombres fantásticos. El título de “Reyes” parece haberse añadido tardíamente para que la tradición y el Evangelio concordaran con las profecías judías: “Reyes serán tus ayos, y sus princesas tus nodrizas; postrados ante tí, rostro a tierra, lamerán el polvo de tus pies” (Isaías, 49, 23). La leyenda se fue ampliando poco a poco, según esa ley de la memoria de los pueblos que convierte el mito en realidad incontrovertible y que hace real lo imaginario. Durante la Edad Media los Reyes Magos despertarán una gran devoción. Se supone que sus reliquias fueron trasladadas en el siglo VI desde Constantinopla hasta Milán. En el año 1164, el emperador Federico Barbarroja las hizo transportar a la catedral de Colonia, donde aún hoy reposan.

No obstante, y por importante que fuera la fiesta de los Reyes Magos, la fecha del 6 de enero quedaba notablemente disminuida respecto a la nueva fecha de la Navidad. Para facilitar el cambio de fechas, la Iglesia recurrirá a un desdoblamiento doctrinal: la Navidad, el 25 de diciembre, conmemora el nacimiento físico de Jesús (natalis in carne); la Epifanía, el 6 de enero, celebrará el “segundo nacimiento”, espiritual, de Cristo, simbolizada por el bautismo en aguas del Jordán. Esto no dejará de producir violentos conflictos entre las iglesias latina y oriental. Las comunidades de Siria y Armenia declararán desde el primer momento su horror por la elección de un día como el 25 de diciembre, reconocido como marcadamente pagano: acusarán a los “occidentales” de idolatría y seguirán fieles al 6 de enero, olvidando que esta fecha, la escogida por los seguidores de Basílides, también era de origen pagano.
En Europa la tradición era poco a poco unificada, los viejos textos litúrgicos sobre la Epifanía eran “corregidos” para encajar las innovaciones y los sacerdotes celebraban en Cristo la lumen lumine (“luz de luz”, expresión retomada de la liturgia mitraísta: “llama nacida de la llama”). Con el transcurrir del tiempo, siglos más tarde, la Epifanía irá perdiendo importancia en la Iglesia de Occidente y quedará reducida al episodio de los Magos, mientras que el bautismo en aguas del Jordán se transferirá al 13 de enero. Recientemente, en 1972, la Iglesia de Roma romperá una vez más la tradición y hará de la Epifanía una fiesta móvil, para satisfacer “fines ecuménicos”. Mientras tanto, en Oriente, la Epifanía alcanzaba una importancia que jamás conocerá en Occidente: en el imperio bizantino, el agua de Epifanía será durante mucho tiempo bendecida y asperjada sobre los fieles, costumbre ritual que no llegará a la iglesia latina hasta el siglo XV. Todavía hoy, la Iglesia armenia, sometida al rito jerosolomitano, rechaza la fecha del 25 de diciembre; los cristianos coptos de Egipto aún celebran el 11 Tybi (6 de enero) el Aïd-el-Ghitas o “fiesta de la inmersión”.

Esta actitud de rechazo no será excepcional en la historia del cristianismo. Los maniqueos, por ejemplo, siempre se negaron a reconocer la fecha del 25 de diciembre. Lo mismo hicieron numerosos grupos protestantes. En la Inglaterra de Cromwell, las celebraciones de Navidad fueron suprimidas por la violenta hostilidad de los puritanos hacia todo cuanto pudiera recordar ese origen pagano. La Navidad no se restableció hasta 1660, tras la restauración de Carlos II. En Escocia, la Navidad fue prohibida en 1583 y se arbitraron graves sanciones para quien la festejara. Todavía hoy, numerosas sectas cristianas, como los Testigos de Jehová, rehúsan celebrarla.

Supervivencia de los ritos paganos

Señalemos que esta fobia de tantas familias cristianas hacia la fiesta de la Navidad está completamente justificada desde su punto de vista. La cristianización de la fiesta, aunque profunda, no fue capaz de eliminar los rasgos eminentemente paganos del 25 de diciembre. Para constatarlo basta con repasar los elementos rituales populares que rodean a la Navidad. Veremos así que todos ellos, en Europa, tienen un origen innegablemente pagano.
Tomemos, por ejemplo, una de las costumbres más típicamente navideñas: la del banquete. Para culminar la cristianización del solsticio, la Iglesia quiso hacer del periodo de Adviento (las cinco o seis semanas, según el rito, previas a la Navidad) un periodo de penitencia y ayuno. El papa Gregorio Magno, a principios del siglo VII, predicó una serie de homilías en ese sentido, pero su éxito fue muy limitado. El periodo de ayuno fue reduciéndose poco a poco hasta quedar limitado a unos pocos días. Su carácter obligatorio perdió fuerza y los propios papas se vieron obligados a tolerar su transgresión, antes de que fuera definitivamente abolido por el nuevo código de Derecho Canónico en 1918; en la Iglesia de Oriente, por el contrario, su práctica sigue siendo muy estricta. Y es que las semanas previas a la Navidad, en Europa, han sido siempre un periodo de alegría y alborozo, de gozosa preparación a la fiesta, sin carácter expiatorio. Tradicionalmente, el pueblo ha celebrado el periodo de Adviento a partir del 11 de noviembre, San Martín, fecha (móvil, no obstante) que tanto en Alemania como en España permanece vinculada a la matanza del cerdo. El cerdo, de hecho, ha sido el manjar emblemático de la Navidad hasta que los españoles introdujeron en Europa el pavo, procedente de México. Y así el adviento pagano es una verdadera escalada gastronómica que culmina con los banquetes solsticiales, los días 24 y 25 de diciembre, y con el apogeo de los dulces de Navidad: todos los pueblos de Europa poseen sus propios dulces navideños, desde los mazapanes y turrones españoles hasta los cognés de la Lorena, pasando por las keniolles de Flandes y el plum pudding inglés. Es una costumbre antiquísima: existe constancia documental de que en la Edad Media los vasallos ofrecían a sus señores “panes de Navidad” en signo de fidelidad renovada.
Otro tanto cabe decir de una estampa tan vinculada al periodo navideño como la de los niños que piden el aguinaldo. El origen de esta palabra, aguinaldo, es un misterio. En castellano antiguo se decía aguilando, y la Real Academia Española lo hace derivar del latín hoc in anno. En francés se dice Au gui l’an neuf; en dialecto gascón, aguilloné. Pero en bretón recibe el nombre de aghinaneu, lo cual ha hecho pensar en un origen céltico del término. Su campo semántico es siempre el mismo: un coro —ya de niños, ya de pobres— que en los días de Navidad pide limosna de casa en casa. Hoy designa especialmente el regalo que se ofrece a los grupos de escolares que recorren los hogares durante el periodo navideño, y muy especiamente durante las doce noches que dura el solsticio de Invierno, tocando música y cantando. Desde el punto de vista antropológico se ha explicado numerosas veces su significado social y “mágico”: en origen son un signo de buen augurio, porque los niños, al recibir los regalos de la comunidad, aseguran la suerte durante el año que entra; por eso existe también la superstición de que negarse a atender sus peticiones trae mala suerte.
Tan inseparable de la Navidad como el aguinaldo son los villancicos. Ésta es la denominación propiamente española, pero en todas partes existen cantos específicos para este periodo del año. También aquí la vieja costumbre pagana se impuso sobre las correcciones introducidas por los teólogos. Existen vestigios de que los villancicos oficiales, en el siglo V, eran cantados en latín y respondían a melodías profundas y solemnes. Éstos, empero, fueron rápidamente sustituidos por los cantos populares, que reforzados por su arraigo tradicional se reinstalaron en un universo religioso del que habían sido excluidos. Así florecieron los villancicos en España, las Weihnachtslieder alemanas, los carols ingleses, los chants de Noël franceses… Todos vienen además caracterizados por el importante papel que en ellos juegan los niños. Vencido el tabú eclesial, los villancicos llegaron a cantarse y bailarse en las iglesias, hasta que tal costumbre fue proscrita en el siglo VII por uno de los concilios de Toledo, verosímilmente el XIV, en 684 (por cierto que el transformar las iglesias en escenario de los ritos populares precristianos parece haber sido una costumbre muy arraigada: es sabido que en España se celebraron corridas de toros en el interior de aquéllas). Pero es el hecho que los villancicos siguieron en las calles y en los hogares de toda Europa, siempre con sus ritmos alegres y acompañados por instrumentos populares como la zambomba española, los caramillos ingleses o el Rummelpot alemán.
Banquetes, aguinaldos, villancicos… y regalos, por supuesto. ¿Qué sería una Navidad sin regalos? No hace falta haber leído a Bataille para saber que el regalo es un símbolo comunitario —y sagrado— de alegría puesta en común. Y a este respecto, el paisaje es de lo más diverso. En los países donde el imaginario católico medieval arraigó con mayor fuerza, como España, los Reyes Magos siguen siendo los grandes protagonistas (ése es también el origen de otra bella tradición típicamente española: el belenismo, o construcción de reproducciones artísticas del imaginario portal de Belén). Pero es evidente que la práctica del regalo navideño es anterior al cristianismo, a juzgar por la gran cantidad de personajes que en estas fechas recorren los hogares.

Los que nos traen los regalos

Uno de los más antiguos dispensadores de regalos es, curiosamente, San Martín, el mismo que da la señal para la matanza ritual del cerdo. Pero, según parece, este Martín no tiene nada que ver con el viejo obispo militar de Tours (316-400), fundador del monasterio de Ligugé, sino que la tradición popular ha utilizado su figura para reencarnar en él a un personaje anterior, patrón de las fiestas del buen comer y mejor beber, del que quedan evidentes huellas en los Martinsfeuer, Martinhorn o Martinsmännchen de diferentes regiones alemanas. San Martín da los regalos en Flandes y en algunas zonas rurales de Bélgica. Antaño fue así también en Cataluña, y más concretamente en la región del Ampurdán, según refiere Joan Amades: “Se decía a los niños que, al caer la noche, llegaría San Martín vestido como un pobre y montado en un asno flaco y mugriento, y que en la ventana de los niños buenos pondría castañas y otros frutos secos, y en la ventana de los niños malos dejaría cenizas y las boñigas del asno” (Costumari catalá, vol.7, p.711). El asno, por cierto, es también el animal que acompaña a Frau Holle y a San Nicolás.
Y este San Nicolás, ya que aquí aparece, nos da otra muestra de curiosa coincidencia entre los Países Bajos y el Levante español. El San Nicolás de la hagiografía cristiana es el antiguo obispo de Mira, en Asia Menor, en el siglo IV. Su fiesta, el 6 de diciembre, es —o era— el gran día infantil de los regalos en gran parte de Centroeuropa, donde la llegada de San Nicolás/Santa Claus marca el inicio del periodo de Adviento. Una y otra figura, la del santo y la del dispensador de regalos, responden, evidentemente, a orígenes distintos. Según explica F.X. Weiser, “tras el nombre de Santa Claus se oculta la figura del dios pagano germánico Thor, cuya leyenda ha pasado al viejo obispo en la presentación moderna de San Nicolás… Para nuestros antepasados paganos, es el dios más alegre y mejor, que nunca dañaba a los humanos, sino que los ayudaba y protegía. En cada casa se le consagraba un lugar especial ante el altar, y se decía que descendía por la chimenea en su elemento, el fuego” (Fetes et coutumes chrétiennes. De la liturgie au folklore, Mame, 1961). Pero este origen germánico se complica si tenemos en cuenta que, en la tradición popular de los Países Bajos, se dice que San Nicolás viene de España. ¿Es sólo un recuerdo de la época imperial? 

El antropólogo José Antonio Jáuregui, señala que hacia los siglos XV o XVI existía pareja fiesta de San Nicolás en Valencia, lugar de escasísima presencia germánica. ¿Es la misma fiesta? ¿Tal vez el actual San Nicolás centroeuropeo es una mixtura de elementos germánicos y otros mediterráneos aportados por los soldados españoles? Misterio. En todo caso, lo seguro es que no se trata del obispo de Mira.
Una variante muy interesante a este respecto es la que protagonizan las figuras femeninas. En el norte de Italia goza de gran popularidad el Hada Befana; en ciertas regiones de Francia, los regalos los trae la Tante Arie; en Rusia, Babushka; en el sur de Alemania, el hada Perchta (o Berchta) aparece durante la época del solsticio para proteger a los niños. Es imposible no conectar estas damas con la Frau Holle alemana, verosímilmente derivada a su vez, como ha demostrado Alain de Benoist, de la vieja diosa de la tercera función Holda, encargada de la protección de los niños y las mujeres. ¿Por qué tantas hadas y en lugares tan diferentes? Volvamos al testimonio de Beda el Venerable: “Los antiguos pueblos de Inglaterra hacen comenzar el año el 25 de diciembre, el día en que nosotros celebramos el nacimiento del Señor, y esa misma noche que para nosotros es tan sagrada, ellos la llaman modranecht (modra niht), es decir, la noche de las madres”. Estas “madres” celebradas en Navidad, según interpretación hoy comúnmente admitida, serían antiguas divinidades benefactoras que habrían sobrevivido en los mencionados personajes navideños. El linaje precristiano de esta figura quedaría confirmado por algunas de las leyendas que acompañan a estas damas: así, de la Babushka rusa se dice que en los primeros tiempos sufrió la maldición de los obispos; también Frau Holle está vinculada al viejo rito de la caza salvaje de Wotan, identificado por la Iglesia con el Diablo (rito del cual, por cierto, existe un eco en la tradición gallega: el de los gigantescos jinetes que viven en el fondo del valle de Monterrey, en Orense, y que el día del fin del mundo saldrán con sus caballos librando descomunal batalla con los hombres de la superficie; en otro momento nos ocuparemos de ésto).

Con todo, y a pesar del enorme interés de esta presencia femenina en los regalos rituales navideños, la figura predominante es masculina. La Babushka rusa va siempre acompañada (cuando no es simplemente sustituida), por Frost, el hielo o “Padre Invierno”. Por cierto que en la Borgoña existe un homólogo suyo: el Padre Enero. En otros lugares, como en el País Vasco, es el Olentzaro quien da los regalos; el Olentzaro entronca directamente con las figuras aquí descritas, pero presenta una característica muy particular: representado como un muñeco de paja o madera ataviado con la vestimenta típica de los campesinos de la zona, al final es sin embargo apaleado por la chiquillería. Detengámonos brevemente en este punto. Contra la peculiaridad que algunos hermeneutas del vasquismo pretenden ver aquí, la realidad es que este rito del apaleamiento del Olentzaro evoca innegablemente las ceremonias de subversión e inversión características de las viejas saturnalias romanas, que se corresponden con las “fiestas de los locos” de otros lugares de Europa: los fuegos saturnales del 21 de diciembre; el “rey de burlas” de las legiones romanas, el día 22 de diciembre; las mascaradas de Deméter en Grecia, el 26 de diciembre; la fiesta de los Inocentes, superpuesta tardíamente a la fiesta de los locos, el día 28; las Kalendas Ianuarias del 1 de enero, condenadas por Isidoro de Sevilla por dar lugar a todo tipo de excesos… Se trata del otro rostro de la Navidad: la fiesta orgiástica, que permaneció durante mucho tiempo en las capas populares de la comunidad, y que seguramente prolonga ritos previos a la llegada de los indoeuropeos… no sólo en el País Vasco.
Pero estábamos en los dispensadores de regalos. Y hoy en día, como es bien sabido, el mayor regalador es Papá Noel, figura en la que confluyen los rasgos del paternalismo, la bondad, el banquete y el descenso por la chimenea, entre otros elementos característicos de las figuras antes mencionadas. Muchos piensan que la moda de Papá Noel forma parte del colonialismo cultural norteamericano. Ésto es verdad sólo por lo que respecta a los años recientes, porque, en realidad, Papá Noel no es un invento norteamericano (allí se llama Santa Claus, y es también importado de Europa), sino que procede de Alsacia. En 1871, tras la firma del Tratado de Frankfurt que ponía fin a la guerra franco-alemana, en Alsacia y Lorena se produjo una verdadera diáspora humana (y, por tanto, cultural) que parece estar detrás de muchas actuales costumbres navideñas. Papá Noel es una de ellas, aunque no falta quien le atribuye un origen normando.

Y el Árbol eterno

Donde no cabe duda alguna del origen alsaciano es en otra de las grandes costumbres navideñas de nuestros días: la del árbol de Navidad. Los primeros datos acerca de esta costumbre en la época moderna datan de los años 1521 y 1539, y siempre circunscritos a esa región de Europa. No se generalizará por todo el continente hasta el siglo XIX. Ahora bien, aunque el rito en su forma actual sea de origen próximo, el tema del árbol ligado a la fiesta del solsticio parece ser antiquísimo. J. Lefftz lo hace remontar al paganismo antiguo (Elsässischer Dorfbilder, Wörth, 1960). Parece claro que no hay ningún rastro cristiano en él. En la simbólica cristiana, el único árbol conocido es el árbol del jardín del Edén, del que Adán comió el fruto prohibido, desobedeciendo a Yahvé. Por el contrario, algunos datos de la vieja Irlanda y sobre todo de Escandinavia permiten remontar esta costumbre a un viejo culto al árbol germánico. Hoy se admite, con M. Chabot, que “en los tiempos paganos, en las fiestas de Jul, celebradas a finales de diciembre en honor del retorno de la Tierra hacia el Sol, se plantaba ante la casa un abeto del que colgaban antorchas y cintas de colores” (La nuit de Noël dans tous les pays, Pithiviers, 1907). Pero el árbol no aparece sólo en la tradición germánica: gracias a Virgilio sabemos que en Roma, durante el periodo de las saturnalias, se colgaba en plaza pública un árbol cargado de juguetes.

Nos hallamos aquí en presencia de otro elemento inseparable de la mentalidad mítica europea: el árbol como símbolo sagrado, como eje o pilar del mundo; un árbol que para los celtas era una encina o un roble, un fresno para los escandinavos (el famoso fresno Yggdrasill) y un tilo para los germanos. El árbol, con su impresionante estructura, sus hojas, su tronco y sus raíces, es una representación del cosmos y de su organización; pone en contacto los diferentes niveles del mundo (el cielo, la superficie y el reino subterráneo); une el presente, el pasado y el futuro, y liga al hombre con su linaje y su devenir. Vínculo de lo continuo y lo discontinuo, representa la vida que nunca acaba y por eso es símbolo de la regeneración perpetua de la vida. Exactamente del mismo modo que el solsticio de invierno da testimonio del renacimiento eterno del sol. Árbol y Navidad, por tanto, mantienen entre sí una comunión de significados. No es extraño que uno y otra comparezcan al mismo tiempo en presencia de los hombres.
Esto es, en fin, desde la fecha hasta el árbol, desde los villancicos hasta los regalos, la Navidad: un antiguo rito pagano, hondamente religioso (sólo los ignorantes pueden negar la existencia de una religiosidad pagana), que el cristianismo, en Europa, adoptó con toda naturalidad, generalmente forzada por el sentido popular de lo sagrado, del mismo modo que el catolicismo europeo hizo suyos gran número de elementos rituales y significados sacros de los pueblos que llenaban este continente antes de que hiciera su aparición Jesús de Nazaret. Tienen razón quienes hoy se lamentan por la pérdida del sentido originario de la Navidad. Pero no por esa presunta “paganización” que tanto denuncian los curas —ésta ha existido siempre, mucho antes de que el cristianismo hiciera acto de presencia—, sino por la comercialización rampante de los usos navideños. No es el Sol Invicto quien va a matar a Jesús (ni viceversa) el 25 de diciembre, sino que es Mammon, aquel dios abyecto del dinero que tanto execrara Ezra Pound, quien parece haber exterminado a los dos. Quizás ocurre que para los pueblos europeos el Sol ya se ha puesto definitivamente en un solsticio apocalíptico; nunca más volverá a salir.

Pero, no, el Sol siempre vuelve a salir; el Sol volverá. Éso es lo que significa la Navidad. Y ésto es lo que algunos, fieles a todas nuestras raíces, hemos celebrado estos últimos días.



Ante las fiestas de Navidad, las religiones, como la ortodoxa, que en estas fechas, por no aceptar en su momento el calendario propuesto por el Papa Gregorio XIII, aún usan el calendario juliano y, por lo tanto, la Navidad la celebran el 25 de diciembre pero que, según el calendario gregoriano, es 7 de enero. Aunque la Iglesia Armenia la celebra el 6 de enero, junto con la Epifanía.

En cambio, en Alejandría, Rumania, Bulgaria, Albania, Finlandia, Grecia y Chipre, sí festejan Navidad el día 25 de diciembre.

Cabe señalar que en Belén, ciudad de nacimiento de Jesucristo, la Navidad se celebra dos veces. Pues la Basílica de la Natividad es administrada por la Iglesia católica que celebra Navidad el 25 de diciembre; y la Iglesia ortodoxa de Jerusalén que la celebra el 6 de enero.

En esa iglesia hay una caverna subterránea con un altar sobre el lugar en el que según la tradición nació Jesús. El punto exacto está marcado por un agujero en medio de una estrella de plata de 14 puntas rodeada por lámparas de plata.

En el Protestantismo,  debemos tener en cuenta que, aunque hasta el XIX, algunas Iglesias protestantes dejaron de celebrar Navidad, para desligarse del Catolicismo, la mayoría, comenzando por Lutero, continuaron celebrándola el 25 de diciembre. En Estados Unidos compartieron la Navidad católicos y protestantes desde 1607, año en que se celebró por primera vez esa fiesta en Norteamérica.

Los Mormones también se unen al mundo en la celebración navideña tradicional manifiestan lo siguiente:
"Nosotros creemos que el 6 de abril es el cumpleaños de Jesucristo, de conformidad con lo indicado en la revelación citada en Doctrina y Convenios20:1, en la que claramente se fija el día como el cumplimiento de mil ochocientos treinta años desde el advenimiento del Señor en la carne. Admitimos que nuestra aceptación se basa en la fe en las revelaciones modernas, y de ninguna manera se presenta como el resultado de una investigación o análisis cronológicos. Nosotros creemos que Jesucristo nació en Belén de Judea, el 6 de abril del año 1 antes de J.C.” (Fuente: Jesús el Cristo, por James E. Talmage. Capítulo 9, páginas 108-109.)

La Navidad es celebrada por la mayoría de los cristianos, aunque algunos (como los Testigos de Jehová y algunas denominaciones protestantes) consideran que, al no indicar en la Biblia la fecha del nacimiento de Jesucristo ni ordenar celebrarla, no hay razón para celebrar o crear una fiesta por ese motivo. Así también, muchos protestantes creen que la Navidad no debe ser motivo de disputas por no seguir las viejas tradiciones de la Iglesia Católica o por saber la fecha exacta del nacimiento de Jesús.

Los belenes, pesebres o nacimientos navideños consisten en la representación del nacimiento de Jesús, mediante una maqueta de Belén y sus alrededores, en la que las figuras principales son el establo en donde nació Jesús, la Sagrada Familia, los animales y los pastores, también los 3 reyes magos y una estrella con una estela que también suele colocarse en lo alto del árbol de Navidad. Según la tradición, San Francisco de Asís fue su inventor. En Argentina, México, Colombia, Guatemala, Panamá, Nicaragua, Costa Rica, Paraguay, Venezuela, Perú, Chile y Bolivia, la figura del Niño no se coloca hasta la llegada de la Navidad, fecha en que se celebra su nacimiento, y luego de ser «arrullado» es colocado entre José y María.
Los primeros himnos específicos en honor de la Navidad datan del siglo IV, en la Antigua Roma, y fueron escritos en latín. Un ejemplo de ellos es el “Veni redemptor Gentium” compuesto por Ambrosio, el entonces Arzobispo de Milán.